9 de octubre de 2025
Preámbulo
Saludos. Les habla Joe Doe Zinato. Hoy tomo este espacio para comenzar a contarles una historia que, para ustedes puede ser entretenida y quizás graciosa, pero para mi creador y manejador no lo ha sido. Te voy a contar la historia de José. Y te la cuento porque él no la quiere contar. ¿Y saben qué? El tiene todo el derecho de hacerlo porque, después de todo, él es quien mantiene vivo este blog, aunque no tiene mucha aceptación. Así que, dejo de hablar toda esta basofia y vamos a lo importante.
“Hoy va a ser un día largo”
Lunes en la mañana. Nuestro amigo comenzó su día como siempre, levantándose temprano, a tomarse su leche con café y salir a llevar a su hijo (que, a propósito, hoy cumple años) a la escuela. Luego se dirigió a laborar, porque Dios lo hizo feo y poco labioso, además de que no es millonario tampoco.
Ese día, José tenía una visita de una compañía que regula alguna de sus labores. Al llegar a la oficina dijo la siguiente expresión; “Hoy va a ser un día largo”. No tenia la mas puta idea de lo que le venia encima. Y peor, el día no fue largo por lo que pensaba, sino por algo un poco más molesto. A eso de las 9 am lo llamaron de la localidad donde iba a ser la visita porque lo estaban esperando.
Y si me preguntan, él no quería ir, porque era de las localidades donde menos confianza él tenia que las cosas podrían salir bien debido a las muchas deficiencias operacionales que había. En asuntos procesales, la confianza aumentaba, porque él había hecho una serie de manuales y había provisto unos adiestramientos que se podrían llamar en la calle como “moron proof” o, como se diría en español pueblerino, “a prueba de brutos”.
Así que, como quince minutos después, José llegó a la localidad, y ya habían comenzado. Obviamente, como buen profesional que es el hombre, le ofreció café a la evaluadora y se mantuvo atento a todas las preguntas que le hacia a las dos personas que estaban en el mostrador en ese momento. Que dicho sea de paso, eran las únicas dos personas disponibles para la localidad para todo el día. ¿Ya ven por qué no había mucha confianza en la operación? Bueno, seguimos.
A eso de las 11 de la mañana, concluyó la evaluación con resultados sobresalientes. Eso hizo que se sintiera orgulloso de su labor aún dentro de las muchas frustraciones que tiene. Volvió a la oficina, laboró un rato más y a eso de la 1 de la tarde, salió a almorzar. Y como todos los lunes, salía a caminar hacia el lugar donde iba a ingerir sus alimentos. Y ahí fue que comenzó su odisea.
Continuaremos. Eso querías, eso tienes.
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