Episodio CDXVIII (418) – CRONICA DE UNA CAIDA CABR*NA (PARTE 2)

11 de octubre de 2025

Introducción

¡Saludos!  De nuevo JD Zinato (ya tenemos más confianza).  Como el pendejo de la historia no quiere contar lo que pasó, pues continuo con esta “Cronica de una caída cabr**na”.  Nos quedamos en que era la una de la tarde de ese lunes y que el hambre estaba atacando.  Nuertro amigo, Arnoldo (el que se jodió el hombro), digo, José, iba caminando hacia el local a almorzar.  Entonces continuamos…

Tarde de dolor

Una de las leyes más famosas de la humanidad humana humanística es la ley de Murphy.  Esa ley indica que, cuando algo puede salir mal, va a salir mal.  Recuerden que nuestro amigo pensaba que algo en la evaluación que ocurrió en la mañana no iba a salir bien, pero si salió todo bien y con honores.  ¡Bravo por él!

Pero entonces, cuando salió a caminar se dio cuenta de que un gato negro le pasó por el frente.  No es que sea supersticioso, pero fue algo como en la película de Matrix, un deja vu.  Entonces, cuando ya estaba llegando, una friking guagua negra, parecida a las que les encanta a los políticos de este país, le bloqueo el área de cruzar la calle y tuvo que irse por detrás de la guagua para cruzar.  Y ahí empezó el despelote.

Muchas veces nuestro amigo José había entrado a ese estacionamiento por esa área.  Dicho sea de paso, ese estacionamiento no tiene acceso peatonal.  Tiene dos accesos de vehículos, uno a cada esquina del local, pero ninguno de los dos es peatonal.  Además, las aceras frente al local están todas rotas.  Y digo están, porque ya va más de un mes del incidente y todavía es la hora que el municipio gigantesco no ha arreglado la dichosa acera.  Por más no se puede deducir que es que no estamos en año de elecciones.  Pero vuelvo al tema.  (Maldito déficit de atención).

Pues José iba a entrar al estacionamiento por un muro, que es una especie de escalón para acceder al mismo.  Pero entonces, paso lo inimaginable.  Parece que el muy anormal midió mal la altura y cuando fue a subir, se tropezó y se fue de boca.  Esos tres segundos de caída que pareció un siglo.  Según él, parecía que se estaba cayendo en cámara lenta.  ¿Cómo cayó?  No sabe.  Lo único que sabe es que de momento se vio en el piso.  Los espejuelos cayeron al carajo.

Aunque esa sensación ya la había sentido antes ya que una vez tuvo una caída en su casa gracias al entusiasmo de su perro, que salió corriendo como loco, se abalanzó sobre él y se cayó de la misma forma pendeja, pero en la marquesina.  Sin embargo, esta vez, al momento de levantarse, algo era distinto.

No se podía levantar.  Estuvo como tres minutos en el piso antes de intentar levantarse, pero no pudo.  Entonces, después de varios minutos adicionales, aparecieron dos individuos que él no sabe quienes eran, y lo ayudaron a levantar.  Eso sí, cuando el del lado izquierdo fue a tocarlo, lo único que le dijo fue que no le tocara el brazo.  Creo que algo estaba mal y el cabezón este no se dio cuenta.  Eso te pasa por macharán, anormal.

¿Qué pasó luego?  Pues te lo cuento en la próxima.  Ya espero que el José quiera decir algo en la próxima.

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