Episodio CDXXX (430) – CRONICA DE UNA CAIDA CABR*NA (PARTE 14)

18 de noviembre de 2025

Introducción

Saludos y buenos días (o “whatever” cuando estén leyendo esto). En realidad, hoy no tengo deseos de escribir.  Me siento solo, aburrido, decepcionado de la vida, y super en-ca-bro-na-do. Vamos a ver como me va hoy.  Vamos a ver si logro capturarlos con mi narración, o se duermen a mitad de escrito.  ¿Dónde me quedé?  Okey, ya recuerdo.  Comenzamos.

Día de la cirugía

El día más esperado llegó. Martes. Como en el día anterior, el del “UPS” de uno de los ayudantes del ortopeda, pues a Don José no lo dejaron comer.  Era día de operar. Y si recuerdan, todavía era la hora que el jodio plan médico no había dado la autorización para proveer la bandeja quirúrgica. Pero, según la aplicación del Centro Médico, ya cerca de las nueve de la mañana ya le habían dado turno para entrar a sala.

A las doce del mediodía, todavía no habían autorizado nada.  Ya la compañía de la bandeja y las prótesis se había dado por vencido. Su esposa ya tenia un sendero desde el cubículo hasta la oficina de los ortopedas de sala de emergencias para verificar cual era el estatus de la operación.  A las dos de la tarde, cancelaron el procedimiento.

Por lo que, los hijos de puta del plan médico causaron que el paciente José perdiera cuatro días de su vida en un cubículo de un hospital público.  Y me perdonan el francés, pero hay que ser bien cabrones para negar un procedimiento sólo porque ellos no pudieron ver la urgencia de la situación. El hombre tenia un BRAZO ROTO. ¡Carajo! Y la excusa que dieron fue que, supuestamente la compañía de suplido de materiales no dio la información completa.

¿En serio, loco? Cuando estuvieron tres días detrás del plan médico para buscar la jodia autorización que no le dieron.  Pero como el que estaba en la camilla no era un familiar de ellos, pues que se joda.

Esa noche se encontraba solo en el cubículo y el dolor del brazo era insoportable.  Entonces, Don José, frustrado con la basura de plan médico, pues le pidió medicamentos a los enfermeros para que lo noquearan. Y le dieron algo mejor que la morfina. Esa noche, le dieron Benadryl.  No pasaron dos horas cuando José estaba en compañía de Morfeo.  No recordaba ni el brazo, ni la operación y, mucho menos, los pendejos del plan médico. Esa noche durmió placenteramente y no despertó hasta las diez de la mañana del otro día.

Y si quieren saber lo que pasó ese día, pues pendientes al próximo episodio de “Crónicas de una caída cabr*na”.  Díganme que quieren saberlo.

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