26 de enero de 2020
Introducción
Después de haber tenido un día de mierda, pues me pongo a redactar este escrito de paz, esperanza y agradecimiento por lo que se nos da. En mi caso, debo inferir que se me ha negado más de lo que se me ha dado, pero nada, hay que vivir con eso, hasta que me canse y pues, pase lo que tenga que pasar.
Felicidades a los que tienen una vida y la disfrutan, porque de ellos es el reino del gozo eterno.
Eso querian, eso tienen.
Las casas despreciadas
¿Alguien recuerda el documental “After María”? ¿Recuerdan cuál era la temática”? ¿Por casualidad no era la historia de tres familias, que después de casi un año los desalojaron de los refugios? ¡Un año! La situación era que se iban a hacer, en tierras extrañas, después de la “expulsión”.
El caso es que el documental todos querían seguir recibiendo las ayudas. No dieron ni un tajo en defensa propia para mejorar su situación y la de sus familias en ese tiempo. Vivir del cuento es tentador y eso quedo crudamente reflejado después de los huracanes. ¿El problema?
No todo el mundo hizo eso, y muchas personas si echaron para adelante y sobrevivieron con las pocas ayudas que recibieron porque el gobierno de Baby Mesías las escondió y nunca llegaron a donde tenían que llegar. Estaban igual de escondidas que la auditoría de los vagones, Unidos por Puerto Rico y Bea. Todavía no entiendo como la firma de CPA’s no tiene un caso ético en el colegio y siguen de lo más campantes. Los chanchullos de la justicia en todo su esplendor.
Eso querían, eso tienen.
En esta ocasión, como saben, mucha gente, pero mucha gente, ha ido a ayudar a los que han sido afectados por los temblores. Van ellos porque después de los desafortunados incidentes de los vagones, las aguas y ahora los almacenes, pues nadie con dos dedos de frente que se respete le va a dar un vellon al gobierno para que lo distribuya. Aunque Tommy les diga brutos.
Hay varias situaciones, como por ejemplo, la distribución errada de ayudas. Hay áreas que reciben mucho. Hay áreas que reciben lo necesario. Hay áreas que reciben poco, y hay áreas que no reciben nada. Ese es un problema inherente de la falta de coordinación gubernamental. Si el gobierno pasado y el actual, que son lo mismo, hubieran hecho lo que se supone que hicieran, pues se evitaban eso. Eso es malo, pero lo que viene es peor.
Los peores son los que se le dan las ayudas, pero no las aceptan, no porque no las necesitan, si no porque no son como ellos la quieren. Algunos de los que están en campamentos no deberían estar ahí, pero, como les dan todo, pues se mantienen en los refugios, aunque se ahoguen. El peor de los casos es el de la familia que le construyeron una casa provisional para, al menos, dormir tranquilos, y los muy HP no la quisieron porque no tenía baño. ¿En serio, loco?
¿Estas durmiendo a la intemperie y eres tan anormal que no aceptas una alternativa para pasar par de horas descansando sólo porque tienes miedo de que en los diez minutos que te sientas a hacer una criolla tiemble y salgas corriendo con los “guevos” al aire? Hay que ser bien mal agradecido, pero gracias a Dios que no todos son como esos especimenes.
Hay que aceptar que la gente tiene miedo porque continúa temblando, pero la vida continúa. Hay mucha gente que lo esta haciendo, aunque va a pasar tiempo para que las cosas se normalicen. Y ese normalizarse no significa que las cosas van a ser como antes. Tienen que hacer ajustes. Si salieron de María, van a salir de esta. Lo mejor, sin ayuda del gobierno. ¡Voy a ustedes!
Eso es lo que quieren, eso vamos a tener.
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