25 de septiembre de 2020
Hoy me voy a alejar un rato de las barbaridades que ocurren en esta isla. Me estoy desconectando de los noticieros tóxicos, ya estoy preparándome para hacer par de minutos de ejercicios, porque no todo en la vida es trabajar, coger “estreses” propios y ajenos y drenarse de cosas negativas. De vez en cuando (quizás se debe hacer mas de lo que lo hacemos) tenemos que ponernos los “shorts” o sudaderas, ponerse el “walkman” (eso se fue bien noventoso) o MP3, salir y disfrutar de la brisa y la naturaleza.
Debido a la pandemia, hasta el ejercicio se ha afectado. Ya no se puede ir a hacer ejercicio si no tienes mascarilla. Es más, los gimnasios estuvieron cerrados porque al gobierno le dio la gana. Así que, los dueños de estos negocios se tuvieron que reinventar dando clases virtuales, bien a lo Jetsons. Pero no es lo mismo. Eso, que en el segundo cierre nunca el gobierno probo que los gimnasios eran focos de infección. Pero como quiera, los clavaron. Pero ya me estoy poniendo estresico y eso es lo que no quiero que pase.
Volvemos a la pista. Correr sin mascarilla es fuerte, porque la respiración se afecta, imagínense con una mascarilla que hace que te tragues tu propia respiración. El que dijo que es saludable correr con ese artefacto, nunca ha salido a correr. Pero nada, yo tengo un lugar donde no la tengo que usar porque no encuentro a nadie en la ruta. En eso tengo ventaja.
No soy un corredor de los que llaman “elite”. Es más, ni me acerco a eso. Me puedo considerar un corredor “leña”. Mi propósito en las carreras (cuando las hacían) era hacer la ruta, aunque llegara ultimo. Dicho sea de paso, la ultima carrera que hice, antes de los cierres, y que fue el día antes del Dia Nacional de la Salsa (¿recuerdan lo que paso ese día?), pues hice un 10k, y en el kilometro seis, me “escrache”. Termine la ruta cuando ya estaban recogiendo. Llegue antes que la ambulancia, no dentro de ella. Un amigo que tengo debió haber estado bien orgulloso, porque ese es su lema; “El propósito es llegar antes que la ambulancia, no dentro de ella”.
El asunto es que, no he tenido la oportunidad de borrar ese mal desempeño. Dos semanas antes había corrido un 10k en una hora ocho minutos (les dije, que soy un “leña”), para después por poco no terminar otra carrera igual, en una ruta un poco mas llevadera. Así son las cosas. Otra cosa, y quizás eso fue lo que me afecto, iba muy confiado. No porque me iba a comer la carrera, sino porque me sentía bien, y el cuerpo me traicionó.
Esta semana, fui a correr y desde el primer paso, el dolor apareció. Ya no tengo 15 y la “viejetud” me está dando bien fuerte. Pero siempre uno aprende algo y la lección fue que, cuando uno esta consiente de que el dolor esta presente, uno puede hacer los ajustes necesarios durante la ruta para llegar a la meta. Me quedo lindo, pero es muy cierto. Igual que en la vida, hay que trabajar con las estupideces que puedan pasar, para entonces sobrevivir. Me siento como Lily García. Con eso los dejo.
Eso querían, eso tienen.
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