19 de septiembre de 2019
Introducción
Hoy es la víspera de la conmemoración del segundo aniversario de María. Acontecimiento del cual nadie en esta isla, quiere recordar, pero que aún estamos viviendo las consecuencias. Han pasado dos años y aún hay más de veinte mil personas viviendo bajo toldos azules. Han pasado dos años y aún hay muchas calles sin reparar. Han pasado dos años y aún hay muchos semáforos que no han sido reemplazados. Han pasado dos años donde el gobierno y FEMA se han culpado de la lentitud de los procesos de recuperación de la isla. Después de todo, ellos no son los que sufrieron y sufren las consecuencias de los huracanes.
Han pasado dos años desde que se instauró el templo allá en Miramar, el COE, que más que un centro de coordinación de ayudas para los ciudadanos que lo necesitaran fue un centro donde se coordino el pillaje y la corrupción del destituido o renunciante o como quieran llamar a Baby Mesías. Han pasado dos años desde que crearon esa cosa llamada “Unidos por Puerto Rico”. Han pasado dos años.
Eso querían, eso tenemos.
Y Angie los cogió de pendejos…
En serio yo pensé que no iba a volver a escribir sobre este tema. Perdón, tengo que decir cual es el tema. Pues el tema del que no pensé que iba a volver a escribir era sobre la situación de los dentistas aquí en Puerto Rico. Vamos a la historia (ya me diento como el personaje de Pachango). Alla para el 1993 o 1994, cuando Papá Mesías era gobernador, creo la llamada tarjeta de salud. Destruyó un sistema de salud que funcionaba, vendió los hospitales del estado, y entonces, les dio el poder a las aseguradoras de administrar el sistema. Algo así.
Para ese tiempo, se le asignaron unas tarifasa los médicos, que era la cantidad que iban a cobrar de las aseguradoras que el estado había designado. Hasta ahí las cosas iban más o menos. El problema fue que esas aseguradoras, para obtener ganancias, entonces le dieron un limite de gastos por paciente, que se llamaba el “capitalization”, o algo parecido. Quería decir que, si el paciente necesitaba un medicamento de marca, el plan no se lo autorizaba y se tenía que recetar un genérico. Si el paciente necesitaba una operación de cerebro, pues entonces el plan se podía negar porque la cubierta no cubría para eso. Ahí exageré un poco. En resumen, si el paciente se moría porque su limite de gastos se cumplía, pues entonces no importaba. Algo así.
Desde esos años a los dentistas se le esta pagando exactamente la misma tarifa. VEINTISEIS AÑOS cobrando exactamente lo mismo. Con ese cuadro, ¿quién carajos quiere ser dentista en este país? Bueno, si se puede estudiar para ser dentista, pero se va a promover lo que esta pasando en la actualidad, que menos del 10% de los graduados por año se quedan en la isla, con el montón de vicisitudes que el mismo sistema les carga.
En noviembre del pasado año, específicamente, el 8 de noviembre, escribí un episodio relacionado a este asunto. Están invitados a leerlo. Es el episodio 35. Para ese tiempo no tenían título, así que lo consiguen como “Episodio XXXV”. Parte del escrito es de situaciones en San Juan, pero no le hagan caso. Es más, en todos los aspectos, lo que escribí, sigue igual. En ese momento, pues se cumplían veinticinco años de esta injusticia. En esos meses comenzaron las promesas de quien era directora de ASSES, quien ahora esta acusada por los federales por beneficiar a otros por medio de su cargo. Acá entre nos, uno de los beneficiados eran las aseguradoras, porque esas negociaciones eran buenas para ellos y malas para los proveedores.
Primero, se hicieron reuniones para hacer un tarifario, donde no participaron los afectados, o sea, los dentistas. ¡Que mamey! Después de muchos esfuerzos, si se reunieron, y supuestamente, para el mes de enero de 2019, iban a tener un nuevo tarifario. Eso no ocurrió. Después la fecha era marzo y se quedaron esperando. Fue entonces para el mes de abril que por fin se vio la luz (bien tenue) al final del túnel. Dicho sea de paso, yo vi el análisis que hicieron para diseñar el nuevo tarifario, y me perdonan, pero estaba mal pensado. No porque la persona que lo hizo no fuera competente, porque no tengo base para decir lo contrario, sino porque estaba basado en una información que mínimo tenia siete años de atraso. Cuando la información no es pertinente, las conclusiones son erróneas.
Eso querían, eso tienen.
En ese informe se recomendaron cuatro alternativas de tarifas. Dos malas, una regular y una casi buena. Digo casi buena, porque se acercaba a lo que hubiera sido justo para los dentistas. El perito recomendó la regular. No tomaron en cuenta para el análisis la inflación, ni el valor ajustado de las tarifas bases (que fueron del 2012), tampoco tomaron en consideración el aumento en los costos de los materiales y los suministros para llevar la operación de las oficinas. Para mí, ese informe fue regular, la conclusión fue regular y lo que se hizo con él fue malo, malo, malo.
Después de aprobar ese tarifario, que se supone iba a entrar en vigor en este año fiscal, sujeto a la aprobación de la junta fiscal, pues vino la caída de la directora de ASESS. La semana antes, esa señora tuvo reuniones en Washington para buscar fondos para su agencia. Era la cara del departamento de salud en la esfera federal, porque si se dejan llevar por su mediocre secretario, pues no podían optar por beneficios y fondos para la agencia. Dicho sea de paso, ese señor no sabe nada de lo que pasa en ese departamento. Le preguntan y no sabe nada. Es un Boberto de la vida. Por eso era por lo que Angie era la portavoz. Pero, los héroes caen.
Un día antes, la administradora de ASESS fue a una entrevista a donde se hacen relaciones públicas por un café, aunque “ni mi madre me dice lo que tengo que preguntar”. Ahí todo era miel sobre hojuelas. Una entrevista en donde no se tocó el tema del tarifario, porque se fueron por la parte del asesor de la firma de CPA y consultoría, que era una dura, porque tenia contratos con todas las agencias del gobierno. Ese asesor que era quien mandaba en salud y decía lo que se hacia y no se hacía en la agencia. Ese asesor que el mismo día que la arrestaron a ella, lo arrestaron a él. Con ese arresto, murió el tarifario.
Ya ha pasado un año y todavía nada. Se supone que hubiese programado dos ajustes de tarifas para este año y nada. Aunque les dije que vieran el episodio XXXV, hay dos párrafos que me gustaría incluir aquí. Lee como sigue:
“Vivimos en un país donde se le paga más a un plomero que a un dentista. Vivimos en un país donde se le va a pagar más a un obrero de construcción que lo que se le paga a un dentista. Vivimos en un país donde un maldito legislador gana más que un dentista, un policía, un maestro y su función es de poca importancia, esto comparado con la función que hacen los antes mencionados. Si el Capitolio cierra por diez años nadie se daría cuenta de que no están.
Pero esas son las prioridades. Porque para comprar guaguas nuevas para funcionarios que no la merecen, para hacer viajes en helicóptero con la excusa que lo hacían anteriormente (pero malditos morones, por eso estamos como estamos), para eso si hay fondos. Pero para lo que realmente necesita el país, no hay. ¡Alábalo que vive!”
En el comunicado de hoy, uno de los portavoces se pregunta que hacen los legisladores (o legisladrones, según mis términos) que no hacen lo que tienen que hacer por el bienestar del país. Yo lo formulo desde otro punto de vista, ¿los legisladores y los gobernantes hacen algo por el bienestar del país? Porque me pregunto, ¿ellos no se han dado cuenta de que, si no tenemos proveedores de salud, en este caso dentistas, vamos a tener una generación mellá y siendo clientes de las farmacéuticas en los próximos años por la falta de servicios? Han pasado veintiséis años y no se han preocupado, ya sean los rojos o los azules.
De la gobernadora no esperen mucho. Ha hecho par de cosas que han sido agradables para la opinión pública, pero se ha quedado en lo superficial. Las cosas que son importantes y que pueden ser la diferencia entre ser un país un poco mejor y seguir siendo un país mediocre, esas no las ha tocado. No les ha dado atención. Prioridades. Cambió el capitán, pero la tripulación es la misma. “Cogemos de pendejos hasta a los nuestros”. Les recomiendo que recuerden esa aseveración.
Por mi parte, volveré a reabrir el tema y cualquier información que me llegue, la voy a publicar. Obviamente, mis fuentes son buenas. La semana pasada, si no hubiera un dentista, yo estaría como Kiko con un cachete hinchado con una infección bestial. Ahora estoy bien, pero lo menos que me espera es un “root canal”. Si no hubiera un dentista, pues estaría sin dormir y sin comer todavía por la molestia bestial que eso me provocó. Si no hubiera ido a un dentista, me hubiese arrancado la muela y me hubiera fastidiado. ¡Qué bueno es tener un dentista! Eso es lo que mucha gente dentro de la burocracia administrativa gubernamental no entiende.
Pero, como diría ese gran prócer, que quiere volver a ser político activo y que se le ocurrió la maravillosa idea de ponerle el nombre de un policía corrupto a un parque pasivo para niños, Chemo Soto; “Se acabó el abuso, coño”.
Eso querían, eso tienen.
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