30 de junio de 2020
Hace mucho tiempo que no escribo. Literalmente, la musa me abandonó. Pero como han pasado tantas cosas, incluyendo esto del “COVID fee” que, mucha gente esta cobrando en sus comercios u oficinas, pues continuamos.
Saben, como todo, el “COVID fee” para algunos es una forma de sobrevivir dentro de la maltrecha economía en la que vivimos, pero para otros, este honorario es una forma de adquirir más dinero del que tienen. ¿Saben cuál es el principio para cobrar una cantidad adicional a sus clientes? Pues sencillo, si los gastos adicionales van a afectar la operación del negocio, pues entonces, el comerciante o proveedor de servicios tiene, por obligación y “con pena en el alma”, de aumentar sus precios o cobrar por esos productos que, por obligación del estado, tienes que adquirir para operar.
Entonces, ahí viene el “COVID fee”. Todos somos los afectados por cuenta de esta pandemia causada por “un individuo que se comió una sopa de murciélago por allá por China”. ¿Recuerdan esa versión? Pues entonces, todos hemos tenido que incurrir en gastos adicionales, gracias a ese miserable asesino de Batman.
A continuación, le detallo la forma en que se hace el cómputo y como se benefician los que lo cobran y cómo se debió haber hecho. Así que aprendan, que no les voy a durar toda la vida.
Escenario como lo hicieron. Ejemplo, los dentistas y otros proveedores de salud. Perdonen esta, pero es como lo vio mucha gente. “COVID fee” de $25 (y sé que hubo muchos que cobraron el doble).
$25.00 por paciente x 10 pacientes al día (mínimo) = $250.00 por día
$250.00 x 5 días laborables (cuando suelen ser 6) = $1,250.00 por semana
$1,250.00 x 52 semanas = $65,000 al año.
Lo que quiere decir que, para atender 2,600 pacientes en el año, el proveedor de servicio va a gastar $65,000 en materiales de protección. ¿Estoy correcto en mi lógica? Y eso es con $25, así que los que cobran $50 el total es $130,000. El asunto es que los médicos son los que siempre están en ambientes esterilizados, lo que lleva a pensar que, aunque si tienen que invertir, su inversión es menor a los que se pueden comparar a un kiosko polvoriento de la 167.
¿Cómo lo debieron haber hecho? Pues había que analizar cuantas batas adicionales, cuanto alcohol, sanitizadores, Lysol y otras cosas para limpiar sus espacios había que comprar adicional. Se estimaba un total conservador para la compra de eso, se estimaba el número de pacientes que se atenderían por semana o por mes, y ya teniendo toda esa información, entonces se computaba un promedio de costo adicional y se asignaba el “fee”. Así entonces no se veía como que los dentistas o proveedores de salud no se aprovechaban para pagar sus deudas o adquirir lujos a costa del virus. Recuerden, no para todos “el virus fue productivo”.
Pero ahí surgió el problema de que las aseguradoras cubrían los gastos para unos sí y para otros no. Casualidades de la vida que para los que reciben la reforma sí, pero para los que pagan el plan médico privado, no. Cosas de la vida. Siempre cogen al de la clase media y lo pasan por la piedra.
Eso querían, eso tienen.
Espero haber explicado el punto de una manera sencilla y clara. Lo bueno que ha tenido la pandemia es que, en caso de las citas médicas, estas citado a una hora y a esa hora te atienden. Tienes que avisar que estas de camino o estas en el estacionamiento, y entonces te llaman feliz y contento para atenderte. Al menos la maldita pandemia se llevó esa espera de tres, cuatro y hasta ocho horas en una oficina médica. Al menos, algo bueno.
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