11 de noviembre de 2022
Saludos y buenos días, si es de día, buenas tardes, si es de tarde, buenas noches, si es de noche. Lo escribo así porque, aunque estoy almorzando, no sé cuándo voy a publicar. Y no esperen una reseña de donde estoy almorzando y que me estoy almorzando, porque ellos no me pagan para que los promueva.
Y explico el título. Pues en este país no han dejado que pase Acción de Gracias, cuando ya los centros comerciales están llenos hasta el tope. Parece como si estuvieran regalando las cosas. No sé si es eso, o es que están buscando el aire acondicionado.
¿No que las cosas están malas? ¿No que hay inflación? ¿No que los precios están por las nubes? Pues no parece. A veces pienso que vivo en una realidad alterna y que todos alrededor viven otra, donde la abundancia de recursos y la no limitación delos mismos es la orden del día. Ya me estoy convenciendo de quien está mal soy yo, y no el resto del mundo
Pero ya en varios lugares en Puerto Rico, es Navidad desde septiembre. Un período largo, pero no tan largo como en el canal de Hallmark, donde las películas de Navidad gringa son 365 días al año. Es “lindo” ver las villas con nieve y luces donde todo es perfecto, y si no lo es, se arregla al final y todos felices para siempre. ¡Eso es hermoso!
Pero la Navidad, aquí en Puerto Rico, y alla en la Gran Corporación, esta basada en el consumerismo. En comprar, comprar y comprar. Y mientras más compres, adquieras y tengas, más feliz eres. ¡Aleluya, hermano! Si pregunto a alguien por ahí el por qué existe la Navidad, me imagino que se van a quedar hasta “el nacimiento del niño Dios” y hasta ahi se quedan. Estoy casi seguro que contestan eso y no tienen ni p**, perdón, ni la más mínima idea de lo que significa. Y eso, si llegan a esa línea de pensamiento.
Ya conclui mi almuerzo. Así que ahora volveré a la labor diaria, como todo mortal sin ninguna ventaja competitiva.
Espero les haya gustado el escrito. Hoy redacté desde el teléfono pa’ divertirme. Sean felices y gracias por leer este blog.