Episodio CCCXCI (391) – LA FABULA DEL REINO DE LOS GATOS

7 de diciembre de 2022

Introducción

Érase una vez, y dos son tres, que existió un reino de gatos pardos que vivían en un basurero de la ciudad.  Pero no todo empezó siendo un reino.  Resulta que tres gatos se pusieron de acuerdo para crear una colonia de gatos que podían hacer ciertas labores para beneficiar a otros gatitos realengos que deseaban prosperar, o en el peor de los casos, mantenerlos bien para que ellos fueran los que pudieran prosperar.

Entonces, a los tres gatos se le unieron otros gatitos para realizar esa labor.  Y le iba bien, dicho sea de paso.  Y del basurero de la ciudad, pasaron a vivir a un lugar de mas categoría, cerca de costas y playas.  Ahora, ya los gatos a los que le servían no eran tan realengos, eran gatos de raza, y en ocasiones, eran gatos que dirigían varias comunas, por lo que los “tres amigos”, se sentían muy felices.

Suceso repentino

Un día, de repente, uno de los gatos pasó a mejor vida.  No le aplico el mito de que los gatos tienen siete vidas.  Entonces, los gatos restantes tenían que identificar al sucesor dentro de su reino.  Después de una deliberación, decidieron que uno de los gatos protegidos por el gato muerto lo sustituiría.

Cabe destacar que, aunque había gatas capaces de realizar las labores, nunca fueron tomadas en consideración.  La cúpula de poder era patriarcal, y eso no iba a cambiar.

Luego, varios años después, llego un gato persa, de raza pura, y con dotes de persuasión extrema, se acercó a los gatos reyes.  Les seguía día y noche y les levantaba el ego.  Era el gato perfecto.  Acompañaba a la alta cúpula de los gatos a visitar a otros gatos.  Entonces, de gato raso, pasó a tener estatus dentro del reino.  Dirigió a otros gatos, representaba a la realeza gatuna, y poco a poco, se iba convirtiendo en la cara del reino gato.  Eso bajo el ala del gato príncipe.

La traición

Meses después, los gatos reyes le dieron la oportunidad de entrar en su reino.  Y como dije anteriormente, cabe destacar que, aunque había gatas capaces de realizar las labores, nunca fueron tomadas en consideración.  La cúpula de poder era patriarcal, y eso no iba a cambiar.  El nuevo gato persa les pasó por encima a gatas que tenían más conocimiento y más compromiso con el reino, pero eso no les importó a los gatos reyes.

El gato persa se sentía que había logrado lo que se proponía.  Lo hizo en muy poco tiempo.  Pero su ambición era grande.  Por eso, meses después, abandonó el reino sin razón alguna (al menos aparente).  Se fue a otros reinos utilizando el prestigio que había ganado en el reino, y eso le supo a comida descompuesta a los gatos reyes y al príncipe.  Nunca más se mencionó su nombre en el reino.

Y las cosas siguieron como siempre.

Varios años después, el rey gato abandonó el reino para irse a descansar.  Pero antes, en un hecho sin precedentes, escogió a una de las gatas como su sucesora.  Lo que indica que, la naturaleza de los gatos, además de traicionera, es brindar cariño cuando lo necesitan, no cuando lo tienen que brindar.

Ahora el futuro es incierto en el reino. Continuaremos.

Eso querían, eso tienen.

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