Episodio CDIV (404) – Mil formas de morir en el Tren Urbano

6 de marzo de 2023

Introducción

Es impresionante la forma en que la población de mi país se deja coger de pendeja todos los días, todos los días, todos los días.  Por toda la eternidad.  Amén.  Este fin de semana, el coliseo de la capital fue sede de la convención del partido en el poder.  Si, esos mismos que salieron electos con un 32% y que son expertos cogiendo de pendejo hasta a los suyos.

Pues no voy a mencionar mucho de esa convención porque, en realidad, me importa un carajo.  Lo que si sé es que vienen primarias entre un elitista y una oportunista.  Ambos son iguales y ambos van a buscar lo que quieren poniendo de excusa y de pretexto la estadidad, que aun estando en el poder, no han adelantado ni medio paso.  Es más, ahora esta un poco más lejos que antes.  Si quieren estadidad, arreglen el maldito revolú que tienen en el país y entonces pueden empezar a incluirla como seguro de vida.  Mientras tanto, métanse el argumento por el roto del culo.

Pero eso es lo que querían, eso es lo que tenemos.

Ahí viene el tren

Muchas lunas atrás, el padrino de los cuarenta ladrones, Pedro Rosello, se le ocurrió la idea de hacer un tren.  Ese tren iba a resolver, según él, los problemas de congestión de tránsito en el área metropolitana.  Ese tren, que estoy seguro, que nunca utilizó y que le salió en un huevo al país, y que es una de las razones por las que tenemos PROMESA y la restructuración de la deuda.

Ese tren, que desde el principio, fue herramienta para el robo, porque desde los diseños mal hechos (como que las jodias estaciones no tienen baños), los materiales que no eran (como las varillas en las columnas que se hicieron en Rio Piedras), y todo el que se tumbó par de millones, incluyendo el sacro santo secretario de obras públicas, que con su cara de pendejo, se hizo millonario después que salió de la administración pública al utilizar información privilegiada de proyectos para adquirir propiedades que estaban a precio de pescao abombado, pero que después de hacer par de arreglitos en el área, su valor voló a la eternidad.  Eso se llama ética, carajo.  Saludos a Carlos Pesquera.

El asunto es que actualmente, ese gran proyecto, esta completamente abandonado.  Y ahora me dirán; “Ah, pero esta en funciones”.  Sí, pero el asunto es que no sirve.  Literalmente las estaciones están inoperantes.  Los equipos de cargar tarjetas y los mecanismos de entrada no sirven.  Además de que, la seguridad, dentro y fuera de las facilidades es inexistente.  Les cuento lo que ocurrió este fin de semana que se me ocurrió tomar el tren y créanme cuando les digo que nunca lo voy a volver a hacer mientras no sea extremadamente necesario.  Comenzamos.

Estaba comenzando la tarde del domingo.  A mi querido hijo se le ocurre ir a dar una vuelta por el tren porque le gusta y además, siempre que habíamos ido en fines de semana, pues era bastante entretenido.  Llegamos a la estación de Bayamón y ahí comenzó la odisea.

El estacionamiento que regularmente se usaba, lo cerraron.  Así que fuimos al que esta al lado que si estaba abierto.  Nos bajamos y lo que nos hizo virar más rápido que Flash fue que, en la salida, había este individuo, me imagino con problemas de drogas (no lo puedo asegurar) portando un cuchillo de cocina a simple vista.  Aja, y me van a decir que estaba cortando fruta con ella.  Cuando vi eso, nos montamos en el carro de nuevo y nos fuimos.  Carajo, yo sé que en Bayamón las cosas están malas, pero en las estaciones del tren, es peor porque se supone que la agencia a cargo provea seguridad y no lo hace.

Entonces, pues fuimos a la estación de Deportivo.  Dije que había errores de diseño y este es uno.  Hacer una estación a menos de un kilómetro de otra estación era una perdida de dinero.  Yo puedo ir caminando de una a la otra.  Nada, ahí pues el estacionamiento estaba más protegido porque hay una estación de policía al lado, porque seguridad no hay tampoco.  Un domingo esas estaciones son tierra de nadie.  Nos bajamos y nos dimos cuenta de algo interesante.

En Bayamón, están poniendo placas solares a todos los semáforos de las carreteras.  Eso es un proyecto encomiable.  El asunto es que, las placas las están sacando del estacionamiento del tren, en donde tenían los enchufes para los carros eléctricos.  Quizás el municipio no veía que se estuvieran conectando y por eso las transfirió.  Sin embargo, ahora es que hay una proliferación de carros eléctricos.  No sé, quizás el mecanismo de cargar un carro ahora es más fácil y con un 110 se arregla.  Por eso eliminaron el servicio y Bayamón volvió a lo que la fuerza del mercado de vehículos de gasolina le requiere.

Volviendo al tren, la estación de deportivo, supuestamente adoptada por el equipo de los Vaqueros de Bayamón del BSN esta hecha cantos.  Hay muchas fotos, memorabilia, pero en cuestiones del equipo de la estación, esta inservible.  Las pizarras donde indicaba el tiempo en que iba a llegar el tren ya no existen (excepto la de la entrada abajo) y no hay bancos donde sentarse.  Eso sin contar los cosiacos donde se pasan las tarjetas para acceder a la estación.  De esos sirve uno de 5.  Un desastre.

Pero eso querían, eso tienen.

Ya dentro del vagón, eso se mueve mas que una gelatina.  La estabilidad de los vagones en los rieles es malísima.  Antes al menos no se movía tanto.  Y eso, que nos movimos sólo dos estaciones, porque si no, me tenia que tomar una dramamina.  El caso fue que llegamos a Torrimar y entonces ahí me di cuenta de que en las estaciones pasan cosas que no salen a la luz.  Cosas que esconden las autoridades porque si salieran, nadie, ABSOLUTAMENTE NADIE, usaría ese servicio.

Dije Torrimar.  Pues resulta ser que subimos al pequeño centro comercial que esta al lado, y de momento, miro al piso en las escaleras y hay unas manchas.  Esas manchas ya las había visto en otro lugar y no eran manchas de salsa de tomate.  Obviamente, no soy un experto forense, pero la uniformidad del patrón de las manchas, me indicaban que ahí había pasado algo.  El asunto fue que limpiaron en la parte de los negocios, pero la escalera la dejaron con la evidencia.  Y continuamos.

 Volvimos a la estación de Deportivo.  En realidad, no había botado el golpe de la odisea que había sido ese viaje.  Mi chico, pues se dio cuenta de varias cosas, pero no de todas, especialmente de la primera y la última que narré.  Ya me dijo que no volvía a montarse en el tren porque no le gustó.  Y así hay muchos que prefieren coger un tapón de madre que usar el servicio, aunque en la práctica, le sea mas conveniente.  Así se botan clientes, dando un mal servicio.

Pero al gobierno no le importa eso.  Prefieren fiestar en convenciones, presentar logros falsos, y perpetuarse en el poder cogiendo de pendejos a sus seguidores, quienes se conforman con migajas.  La gran parte de los beneficios los tienen los “amigos del alma”, mientras que los mortales carecemos de buenas carreteras, buenos servicios de salud, buenos servicios de salud, etcétera, etcétera, etcétera.  Por eso no vamos a mejorar y por eso estamos como estamos.

Pero eso querían, eso tienen.

Nota:  Pueden leer el episodio 403.  Nadie lo ha visto en una semana.

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