23 DE ENERO DE 2019
Introducción
¡Por fin, corazón, por fin!
En el episodio XX dedicado al Sr. Alex Cora después de haber ganado la Serie Mundial, mencioné una pequeña descripción relacionada al asunto de lo que consideraba y considero lo que fue uno de los actos más discriminatorios en la selección del Salón de la Fama del béisbol en Cooperstown. Ese fue el caso de Edgar Martínez.
En ese momento escribí lo siguiente:
“A este último (con relación a Martínez) se la ha negado la entrada al Salón de la Fama, en un acto de injusticia crasa por medio de los cronistas deportivos americanos. Miren si son unos hijos de la gran … nación norteamericana, que el premio del mejor bateador designado del beisbol de las mayores lleva su nombre. Este año se cumple el tiempo reglamentario para poder elegirlo, y lo dejan siempre afuera. Ya veremos en la votación vuelven a hacer lo mismo.”
Estuvo esperando nueve años, antes de que en la tarde de ayer se anunciara oficialmente que fue exaltado al Salón de la Fama del Béisbol de las Grandes Ligas. El mejor bateador designado de la liga. El premio de mejor bateador designado de las Grandes Ligas tiene su nombre. La excusa de que no lo hubieran exaltado antes era porque supuestamente el bateador designado lo que hace es batear y no juega ninguna otra posición.
En el caso de Edgar, la proporción de participación de todos sus juegos en la posición de designado fue de aproximadamente 63%. El caso es que la exaltación de Edgar no hubiera sido posible si en el futuro cercano los cronistas no necesitaran a hacer algo que tiene que ver con una persona que estuvo en esa posición.
Aunque digan que no es así, considero que Edgar tenía que entrar, además de que tiene los méritos para tenerlos, porque en par de años, esos mismos cronistas que le negaron por nueve años el derecho, van a tener que votar para exaltar a David Ortiz, cuya carrera concluyó en esa posición. Nada, pensando acá. Puede que sea así, puede que no.
Lo otro más significativo fue que el cerrador “de luxe” de los Yankees, Mariano Rivera, entró en su primera oportunidad. No sólo entró en su primera oportunidad, también hizo historia al ser el primer jugador en ser electo en una votación unánime. La casualidad de ambos fue que jugaron todas sus temporadas con un mismo equipo.
Como diría el Boricuazo, “un dato curioso” es que Edgar tenia de hijo a Mariano cada vez que se enfrentaban en el terreno. Se enfrentaron en 19 ocasiones y Edgar le conectó limpiamente en 11 (casualidad que fue su número con los Marineros) para un promedio monstruoso de .579. Me imagino lo que pensaba Mariano cada vez que lo veía en el cajón de bateadores; “**ño, ya viene este otra vez. ¿No puedo tirarle con una bola más pequeña? ¿Le doy una base por bola?”
En resumen, ahora Puerto Rico tiene cinco peloteros en el Salón de la Fama; Roberto Clemente, Orlando Cepeda, Roberto Alomar, Iván Rodríguez y Edgar Martínez. Panamá tiene dos, Rod Carew y Mariano Rivera. Se seguirán sumando los latinos en este recinto porque ya mismo viene la camada de los jugadores de la Republica Dominicana, que varios de ellos considero que tienen el camino asegurado.
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