30 de octubre de 2019
Introducción
Hoy, un episodio de viernes de “NO ME IMPORTA”. Podría hablar del anormal, morón, animal (no, eso no, los animales se ofenden) del representante que hizo lo que hacen todos los que están en esa lápida de mármol que mira hacia el Océano Atlántico, ROBAR. Pero no lo voy a hacer, porque el individuo sufre mi síndrome cuando estoy al lado de un policía de tránsito. Todo el mundo puede hacer lo que yo hago en la calle, pero tengo la mala suerte de que cuando lo hago, hay un policía al lado. Y por eso recetan.
En el caso del representante, o ya próximo, ex representante, el muy bruto botó a una empleada de confianza porque no le quiso vender dos libretas de una rifa de un televisor Funai de 55 pulgadas para su reelección. Primero, la repartición de libretas fue en periodo de trabajo, cuando se supone que no se hagan actividades de carácter partidistas. Pero, como todos lo hacen, porque él no hacerlo.
Eso querían, eso tienen.
La ética no existe
No voy a seguir hablando de este energúmeno porque en realidad hay cosas más importantes en las que se puede invertir este tiempo de escritura. Vamos a hablar de ética. Eso es algo que es inexistente en la administración gubernamental. Cuando llegan al poder, buscan quien le cubra el fundillo, para entonces jugar a las cambias y protegerse de parte y parte. Todos los que llegan ahí se los come el sistema y se corrompen. Ahora que recuerdo, generalizar es malo. Debo repetir, no todos los políticos son iguales. Hay peores, como Georgie Navarro.
Mi teoría, que yo sé que me va a traer hematomas. No sólo porque voy a señalar a los que considero responsables de lo que esta pasando en este lindo país, que puede dar mucho, pero que la corrupción, publica y privada, nos esta fastidiando el futuro.
Eso querían, eso tienen.
El término ética proviene de la palabra griega ethos, (eso todo el mundo lo sabe), que originariamente significaba “morada”, “lugar donde se vive” (eso no lo sabía) y que terminó por señalar el “carácter” o el “modo de ser” peculiar y adquirido de alguien; la costumbre (mos-moris: la moral). La ética o filosofía moral es una rama de la filosofía que implica sistematizar, defender y recomendar conceptos de conducta correcta. El campo de la ética, junto con la estética, se refieren a cuestiones de valor, y por lo tanto comprenden la rama de la filosofía llamada axiología. La ética busca resolver cuestiones de moralidad humana definiendo conceptos como el bien y el mal, la virtud y el vicio, la justicia y el crimen.
En Puerto Rico y me imagino que, en muchos lugares del mundo, el concepto es muy conocido, muy hablado, pero no es muy practicado. En especial, en las esferas de poder. El poder corrompe la moral. El poder corrompe la ética. En esta isla se supone que hay una oficina de ética gubernamental, pero es inexistente. Son expertos dando seminarios y pidiéndole a ciertos empleados de tercer o cuarto nivel que sean éticos y que deben llevar sus actos en base a unas reglas y estándares, pero a los que realmente tienen que hacer el trabajo limpio y transparente, a ellos no se les toca. Ha sido la regla general y más en los últimos años. Eso pasa cuando los que dirigen la agencia son afines a los que están dirigiendo el destino del país. Se tapan los ojos cuando se hacen las cosas mal, y se pierde el tiempo persiguiendo a los pobres diablos que sólo están por trabajar.
Eso querían, eso tienen.
Pero la empresa privada y las profesiones no se libran de eso. El panismo dentro del campo profesional corrompe la ética, y es mucho más peligroso. La razón es sencilla. A esas profesiones la sociedad le da la confianza de que puedan fiscalizar las barbaridades que hace el gobierno, a esas son las que me dirijo. Dije que iba a mencionar a los responsables de que estemos como estamos y por ahí voy.
Primero, nosotros mismos, que somos los que elegimos a gente inútil a dirigir los destinos del país. si fueran tan brillantes y tuviesen el deseo de ayudar a los ciudadanos de mi país, pues harían lo que se supone que hagan, con los mismos recursos que le provee su posición, sin mal utilizar los recursos del pueblo. Pero no, lo primero que hacen es buscar la forma de enriquecerse y beneficiarse de su posición.
Segundo, el sistema judicial. Y los pongo en segundo lugar porque ese sistema no esta proveyendo lo que se supone que provea, que es la seguridad y la confianza que le debe presentar a la sociedad de que, si alguna persona hace un acto en contra de lo establecido en la ley, cumpla con su responsabilidad ciudadana. Pero eso no pasa. La justicia es selectiva. La justicia no es la misma si se roba un tomate en el supermercado o si se roba el futuro del país. El crimen de cuello blanco es premiado por la justicia. Te robas un racimo de guineos y te ganas diez años de cárcel. Te robas millones de dólares, cumples en cinco, te disfrutas lo que te robaste y terminas siendo analista político en algún canal de televisión. O mejor aún, no cumples ni un día en la cárcel y te dan una sentencia suspendida. La lección de nuestro sistema de justicia es sencilla; mientras más poderoso seas y te agarren en un acto delictivo, no te debes preocupar, porque la cárcel no vas a pisar.
Eso querían, eso tienen.
Y aunque hay más responsables, pero voy a los que considero que son los peligrosos. Y son los que certifican que las cosas se están haciendo bien y después resulta que se estaban robando hasta los clavos de la cruz. Esos banqueros y, porque no decirlo, compañías de contabilidad pública que certifican los chanchullos que se hacen, con el único propósito de no perder clientes. ¿No me vengan a decir que si esos participantes del sistema estuvieran haciendo lo que se supone que hicieran en el pasado, no tendríamos en las costillas una deuda de $73 billones?
Son los que dicen que tienen un código de ética infalible, pero que lo violan todos los días. Son los que dicen que tienen que ser independientes de sus clientes, pero son los que maquillan los estados financieros dependiendo el uso que se le vaya a dar. Son los que dicen que saben lo que hacen, pero son los primeros que se ponen a hacer trabajos en los que no tienen la más mínima idea de lo que tienen que hacer. Son los que venden su alma al demonio para obtener beneficios, aunque al resto del país se vaya al carajo. Nada, después de los arrestos del verano pasado hay varias acciones que se debieron tomar a los implicados, ya sea individuales o corporativos, pero aún al día de hoy, no se han tocado ni con pinzas. Vuelvo y digo, la dama de la justicia es tuerta cuando quien comete los actos tienen\ influencias y poder.
Eso querían, eso tienen.
Para el próximo episodio, el nepotismo y el “club de los hijos talentosos”, que continúa creciendo.
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