Episodio CCCXXIII (323) – La pandemia me tiene harto

15 de abril de 2020

Introducción

En tiempos normales, hoy hubiese día de radicación de planillas. La “dolorosa”, como le llaman, porque es donde tú, como ciudadano, ves que pagas contribuciones al gobierno para recibir servicios que son una mierda, o no los recibes, o ves como los políticos se vuelven locos robándoselos o cediéndolos a sus “amigos del alma” por sólo tenerlos a su lado, porque no hacen, ni aportan un carajo al país. Si no, pregúntenle a la persona a cargo de las compras en salud, que lo que hacia antes era ser un alicate político en la comisión estatal de elecciones.

¡Coño! Por eso este país no mejora. Cuando el gobierno se compone de personas que no tienen las cualificaciones para ocupar sus puestos, porque esos “puestazos” son obsequiados por favores políticos, pues no vamos para ningún lado. Por eso estamos como estamos.

Pero eso querían, eso tienen.

Los efectos de la cuarentena

Yo no sé a ustedes, pero a mi la cuarentena esta me tiene bien por el techo. Tenemos un gobierno que nos quitó la libertad porque como no son capaces de hacer las cosas bien, pues entonces, buscan la vía más fácil; el encierro. Ya sé que van a decir; “hay que protegerse”, “ese virus es bien malo”, y tienen razón. Pero una cosa es una cosa y otra cosa es otra cosa. Lo malo es que el “ganado vacuno” de habitantes de esta isla le da la razón al gobierno para tomar las acciones que toma y por mucho. De la misma manera que todos los días los gobernantes de esta isla le da la razón al pintoresco presidente de los Estados Unidos cuando dice que ellos son unos corruptos y que no saben hacer nada bien.

La salvación es individual. De eso estamos claros. Ni “Guanda”, ni Lorenzo, ni nadie va a hacer lo que tenemos que hacer para mantenernos a salvo. Sin embargo, la falta de información seria y el exceso de información farandulera, esta fastidiando la psiquis del país, incluyendo la mía. Muchos me dicen que este es pasajero, pero, por desgracia, yo no lo veo de esa forma. Lo veo como que, nos guste o no, esto va a marcar las futuras generaciones y va a fastidiar las futuras relaciones humanas.

De ahora en adelante, las actividades al aire libre van a estar restringidas. Ahí va a comenzar la falta de libertad, impuesta por la misma sociedad, o por unas fuerzas que mueven las fichas para que eso ocurra. ¿Quieres dar un paseo al parque? Tienes que usar máscara de oxígeno. Ir a “joggear” va a ser cosa del pasado porque eso es una aglomeración de personas innecesarias. ¿Qué es terapia? Olvídate, para eso existen las máquinas de ejercicio, no para tenerlas de cordeles para secar ropa.

¿Quieres ir a un restaurante? Pues cuando vayas vas a pensar que entraste en una capsula espacial por el atuendo que van a usar los empleados van a parecer que salieron de la película de Alíen o Ad Astra. Además, la distancia que se va a tener entre las personas es como si estuvieses en tu casa, porque no los vas a ver. Esa es parte de nuestra nueva realidad. ¿Los viajes en cruceros? Eso va a tomar mucho tiempo para que se reestablezca, si es que las líneas lo logran. No veo una recuperación a corto o a mediano plazo de esa industria.

No digo en avión, porque esos siguen, aunque haya pandemia. Y más ahora que Trump le dio par de millones a esa industria para que sobrevivan. La lección de la economía norteamericana, si pierdes mucho, te ayudo mucho. Si pierdes poco, te ayudo poco. Si tienes palas, te ayudo mucho. Si no tienes palas, no te ayudo. Así de simple.

Eso querían, eso tienen.

Pero nada, comenzaron diciendo que esto terminaba en abril, ahora es a principios de mayo, y por lo que veo, la cuarentena puede ser que dure hasta el 2024. Me preocupa que mi país tiene lo que se llama el “Síndrome de Estocolmo”. Hemos sido secuestrados, y muchos defienden a los secuestradores. En esta crisis esta pasando exactamente lo mismo que pasó con los huracanes, que después de los eventos, vino mucha gente a promover lo que llamé en esa época “La economía del desastre”. El problema es que esa economía juega literalmente con las vidas humanas para beneficiar a unos pocos que tienen un vertedero por conciencia. Obviamente, todos patrocinados por la estructura gubernamental y partidista del país.

El problema es que muchos, faltos de pensamiento critico los defienden. ¿Cómo se defiende a un grupo de personas que querían dar un “tumbe” de $38 millones? ¿Alguien me lo puede explicar? Porque su explicación no es lógica; “estan salvando vidas” dicen. Eso es parecido a cuando en los años 90 la gente decía, “roban, pero al menos hay obra”. Ese “robo”, treinta años despues nos esta pasando factura, y en grande.

Pero eso querían, eso tienen.

Lo peor de todo es que los contactos al suplidor no existían, las subastas no existían, los criterios para seleccionar no existían y las pruebas no existían. Lo que si existía era el grupo de personas que se prestaron a dar sus firmas por par de monedas para que otras se beneficiaran de gran manera. ¡Banquete total! Eso diría esa gran luminaria que dizque cumplió sentencia, pero que esta disfrutando de los frutos de la corrupción en grande.

Todas las instrucciones salieron de Fortaleza, pero la Hermana Wanda no sabía nada. Lo que eran los comités en la administración de Fortuño, son los “task force” en esta administración. Un grupo de personas que se reúne para decir que están haciendo algo productivo para el país. Porque de que hacen algo, hacen algo, comprar y vender influencias y contactos para su beneficio y para el beneficio de sus “panas”. “Such is life”.

Eso querían, eso tienen.

Esto continúa. Vamos a ver cómo se desarrolla este asunto. El susodicho “task force” de salud esta más salpicado que un deambulante cuando un HP le pasa por el lado y pasa por encima de un charco. Han perdido su credibilidad, al punto de que ya no se presentan en los programas especiales (sin periodistas para que no les pregunten de sus chanchullos), ni se presentaron hoy en la conferencia de prensa donde estaba Lorenzo y la siempre elegante, secretaria del trabajo. Siempre me han dicho que, si no tengo algo bueno que decir de una persona, no diga nada, y en el caso de ella, eso es lo único que se puede resaltar. ¡Sorry, pero no sorry!

Para terminar, bienaventurada la yegua que se fue al cayo Caracoles, porque pudo disfrutar de su libertad y del aire libre. Por un momento, porque la devolvieron al cercado. Pero tuvo su momento. Nosotros todavía no lo tenemos.

No queremos eso, pero eso es lo que tenemos.

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